jueves, mayo 22, 2008

Tu olvido es una herida en el mirlo

Te invoco
cuando la noche adivina al día;

Te invoco
cuando me amarro las agujetas de los zapatos.

Te invoco sin resultado.


Sólo encuentro,
a veces
un petirrojo que se baña
en un lago improvisado en la mitad de la calle;
a veces
del otoño,
como un ciego, su caricia.

Hay,
también,
una terraza que domina una ciudad lenta y caliente.
Ciudad pródiga en luces artificiales.


Estoy bajo un laurel
que está debajo de una promesa de lluvia.

Pero es tarde ya.
Charlie Ramírez Sorroza

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Charly, ya vi cartel. Está de poca madre.

Luis Daniel Pulido

luis daniel pulido dijo...

ya, ya soy el cocodrilo. El oficial.

Octavio Serchmij dijo...

Carlos, muchas felicidades por este espacio. Muchos exitos.
¡Un Largo vuelo a los Petirrojos Salvajes!
Atte.
Narciso Serrano

lamasoscura dijo...

Nada más serio que la libertad que se encierra en el corazón de los petirrojos, nada más verosímil que la rama cayendo con un ave inflamada, nada más certero que mirar un fondo rojo al fin rojo, siempre rojo, nada más vertical que un corazón suspirando anhelo, nunca quizás tanto...

eu... jamais seguro pouco;
sempre precário o beijo
mas sempre beijo
você sempre assim

y comparto los petirrojos flotantes

Unknown dijo...

este es tuyo?, que lindo

me vas a hacer leer ultimamente

volvere a las palabras